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les daré en mi templo
    y dentro de mis murallas un monumento a su memoria,
    lo cual es mejor que hijos e hijas.
Les daré un nombre eterno,
    que no será olvidado.

»A los extranjeros que se unan al SEÑOR
    para servir y amar al SEÑOR,
    y para ser sus siervos,
a todos los que respeten el día de descanso sin despreciarlo,
    a los que obedezcan mi pacto,
yo los traeré a mi santo monte
    y haré que sean felices en mi casa de oración.
Aceptaré en mi altar sus ofrendas que deben quemarse completamente y sus sacrificios,
    porque mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones».

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